25/12/08

la tierra es azul como una naranja
Una cosa sabemos: que nuestro Dios es también vuestro
Dios. La tierra es preciosa para Él. Y dañar la tierra es expresar desprecio por su creador. Vuestro destino es un misterio para nosotros. ¿Qué pasará cuando todos los búfalos hayan sido matados? ¿Cuando los caballos salvajes hayan sido domados? ¿Qué pasará con los rincones secretos del bosque? ¿Dónde estará el matorral? No estará más. ¿Dónde estará el águila? No estará más. ¿Y qué significa decir adiós al caballo rápido y la cacería, sino el fin de la vida y el comienzo de la supervivencia? Cuando el último hombre rojo haya desaparecido con su pradera, y su recuerdo sea sólo la sombra de una nube pasando sobre la tierra, ¿seguirán aquí estas playas y bosques? ¿Quedará algo del espíritu de mi pueblo? Amamos esta tierra como un recién nacido ama el latido del corazón de su madre. Así que, si os vendemos nuestra tierra, amadla como nosotros la hemos amado. Cuidadla como la hemos cuidado. Recordad esta tierra como es cuando la recibís. Preservad la tierra para todos los hijos, y amadla como Dios ama a todos. Como nosotros somos parte de la tierra, vosotros también lo sois. Esta tierra nos es preciosa, y es preciosa para vosotros también. Una cosa sabemos, que hay un solo Dios. Ningún hombre, sea rojo o blanco, puede apartarse. Somos hermanos, después de todo.


Carta del jefe Seattle

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