25/4/11

Artaud: última declaración.

Sé que tengo cáncer. Lo que quiero decir antes de morir es que odio a los psiquiatras. En el hospital de Rodez yo vivía bajo el terror de una frase: "El señor Artaud no come hoy, pasa al electroshock". Sé que existen torturas más abominables.
Pienso en Van Gogh, en Nerval, en todos los demás.
Lo que es atroz es que en pleno siglo XX un médico se pueda apoderar de un hombre y con el pretexto de que está loco o débil hacer con él lo que le plazca.

Yo padecí cincuenta electroshocks, es decir, cincuenta estados de coma. Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió...

-Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese "freudismo" que se las sabe todas.





9/4/11

Tengo una cita con la muerte


Wilfred Owen murió en 1918 a los 25 años, una
semana antes de que finalizara la Primera Guerra
Mundial. Aunque en la actualidad es uno de los
poetas-soldado más conocidos, su obra estaba inédita
en el momento de su muerte.
Estos versos fueron encontrados entre sus papeles y
pertenencias:


Yo soy el enemigo que asesinaste, amigo mío.

Te reconocí en la oscuridad.




2/4/11

El éter


Estoy contenida en un frasco de éter.

Desenrosca el plástico negro

espiral finita que me asfixia en el cristal

ahumado de ámbar.

Quiero sentir el agua recubriéndome

Arrojar las escamas que me cubren

como un reptil

y envolverme

en la cabeza oscura

del mar.

Dolor.

llévame y sedúceme en la maroma

del barco de ébano

con 87

de pie

sin orinar,

con los labios hendidos

por el sol y la sal

y la impostura

de la tierra blanca

que elogia la barrera

del legítimo discurso.