6/12/13

· La casa ·



Dejaban mi cabellera colgando desde el tronco
de la puerta como trofeo.
Sin precedente en la historia de indios manantiales,
y una cuenca abierta, para la mirada
de los ojos indiscretos colocada a la acera del abismo.
Y ésta era mi morada.
Una víbora encerrada en jaula,
destinada a cualquier pájaro,
y una piedra caída temporalmente desde la cima,
una piedra nómada en busca de aventuras servía de puerta,
de mesa de comedor.
Qué queréis que se haga con estos materiales.
Nada. Sino escribir poesía melancólica.
Acaso, cuando la noche despierte
debajo de los murciélagos,
no haya otra cosa sino una sensación;
y a estas vertientes
que a uno le aparecen desde el fondo de los ojos.
No hay sino un alud de hijos de piedra,
de hijas de agua de hijos de árboles.
Entonces escribiré mi biografía
al uso de poetas indecisos.
Miraré a través de una llama de cobalto
y distinguiré objetos olvidados;
como cuando dormía adosada a la pared
y todo parecía bello sin serlo.
Tomaré una de mis pequeñas flautas colgantes
y entonaré la canción de amor.


Stella Díaz Varín




2/9/13

28/7/13

· Nerea ·


Apareció el 7 de noviembre de 2012. Hablaba rápido, movía las manos con ademanes de índice y meñique apuntando hacia los neones del aula pero se contenía frente a los padres de unos adolescentes repudiados que simpatizaban con ese brazo levantado, mitad puño cerrado mitad dedo índice y meñique. Desde el humilde púlpito de un suelo básico y una pizarra verde de tizas, se dirigía a los padres del rebaño descarriado con el mismo gesto insolente de U, aunque más educado.

Detecté enseguida ese gesto macarrilla  cuando taconeaba sus botas negras y cuando se ceñía sobre el cráneo el pañuelo palestino que ocultaba su calvicie. No tenía un pelo en la cabeza ni en la lengua. Tampoco tenía un pelo de tonta. La quimioterapia se los había arrancado de cuajo. Me entusiasmó su compromiso con los adolescentes apartados del sistema. Tanto, que la esperé en la puerta de la academia de la glorieta de Bilbao con un cigarro en la mano.
Meses después, el mismo 30 de enero que celebraba mi cumpleaños, mi adolescente que no adolece de nada me pone el móvil en la oreja: «Felicita a Nerea que también es su cumpleaños hoy». Desde entonces, desde que supe que era una treintaenera, no la he descuidado. 

La última vez que nos vimos fue un domingo de junio en la puerta de mi casa. Sabíamos que el martes empezaba su calvario pero hicimos como si no. «Dame una vuelta en tu moto» dije.  Me puse el casco, me subí de paquete y arrancó a toda hostia. Fuimos a Barajas, le enseñé donde vivía nuestro rapero favorito y volvimos a toda hostia. El viento golpeaba mis brazos y mis muslos y sacudía nuestras camisas.  Me agarré fuerte a su espalda. «Tal vez nunca volveremos a motear» pensé.  Se la jugaba el martes a vida o muerte. Abrazo apretado. «Te escribo todos los días, tienes mi palabra». Y se fue.

El martes se metió en una célula de aislamiento durante 27 días. Le aspiraron los glóbulos blancos, eliminaron los resquicios malignos con insecticida de quimioterapia, le limpiaron la sangre y se la volvieron a trasfundir. Después, trasplante de su propia médula. Tiene que reiniciarse en 72 horas. Esperamos. Pasa un día, otro día... nada. Mucha angustia, ella. Yo mando toda mi energía por sms, whatsapp y gmail. Exaspero. No puedo hablar con ella aún, aunque llevemos 24 días en contacto escrito. Sé que está tan débil que está «pegada en la cama como un tatuaje», me escribe literalmente. Dos días sin saber nada de ella. Su debilidad le impide escribir. Me subo por las paredes. Un sms me anuncia que su médula prende a las 53 horas.  La tregua de 19 horas se desvanece y todo se resetea.  Alivio y sonrío.

Nerea se inaugura. La despegan del sobre hace tres días y se la llevan a resurgir a León, su ciudad natal. 

Volverá. 


R  E  S  U  R  E  C  C  I  Ó  N  I  N  S  U  R  R  E  C  I  Ó  N




17/7/13

Altamira


Recuerdo mis paperas y sarampión en el invierno de mis siete años coloreando álbumes con plantillas. Me parecía una estupidez la manera en que obligaban a repartir el color en zonas establecidas por un grueso trazo negro. Acostumbraba a saltarme esa frontera oscura y vulnerar las normas de la policromía.  

Ese mismo verano, recuperada de los ganglios inflamados de hámster y de las manchas oscuras en mi piel, entré de la mano de mi padre en las cuevas de Altamira.
Tenía mucha curiosidad por confirmar que la policromía podía infringir las barreras; pero aún más, me inquietaba comprobar in situ que los hombres primitivos habían existido realmente y que inventaron el fuego, fabricaron las armas de sílex, utilizaron las pieles de los animales que cazaban y que además espantaban de sus cavernas con el mismo fuego que fabricaron a las bestias que cazaban. ¡Menuda inteligente tautología la de estos primitivos!

Bajé los escalones de Altamira y la cueva era mucho más pequeña de lo que había imaginado. El guía me invitó a tumbarme sobre un promontorio-sofá-mirador para que contemplara recostada desde abajo, en su plenitud, la manada de bisontes. Pude disfrutar de una perfecta fusión entre el pigmento y la forma estampada en los relieves de la roca y adaptándose a las corcovas de los bisontes. 

¡Qué impacto en mi retina en mi memoria en mi imaginación!

¡Venerables bisontes que aferrasteis con cuerdas y clavos mi ardor a perpetuidad!



3/7/13

· Mudanza ·


Desde que te claudiqué en Lisboa 
he merodeado por los adoquines tristes y soleados denfrente. 
Tu casa estaba siempre abierta con la cancela de la seguridad. 

En los últimos días  las ventanas de tu casa 
oscuras por el papel que las cancela, me turban.
Te veo mudar libros desde la otracera
la de la sombra, la tuya.
Me asombra.
Me afecta tu mudanza y que tu escaparate se escape de la perpetuidad.
Sigues mis pasos en los retrovisores oscuros de tus gafas
jugamos una partida de cruces y diagonales sin encontrarnos.

Hasta la vista no.
Hasta siempre.
No quisiera perderte de vista.



19/5/13

· Alexandra David-Néel ·



Para Clara Janés y Lilian Elphick



Louise Eugénie Alexandrina Marie David fueron nombres abandonados para reconocerse muy joven en Alexandra.  Nació en París el 24 de octubre de 1868. Su padre fue un periodista francés protestante y anarquista. Su madre era belga de origen escandinavo y ferviente católica que deseó tener un hijo varón para que fuese obispo. Padres decepcionados por el advenimiento de este ser femenino, jamás le demostraron el más mínimo signo de afecto.
Los deseos de libertad, de viaje y de aventura se manifiestan desde muy temprana edad. A los 2 años realiza su primera fuga, a los 5 años la siguiente. A los 6 años, ella y su familia se trasladan a Bruselas. Durante su juventud son innumerables sus escapadas con triste retorno.
Tras una larga estancia en Londres, con 20 años, comienza a estudiar filosofía oriental y se instala en París para colaborar con la Sociedad de Teosofía. En 1899 publica un tratado anarquista en el que denuncia los abusos del estado, el ejército y la iglesia. Es censurada. Al tiempo, se inicia en la carrera de cantante de ópera y colabora con el Museo Guimert en donde se consolida su vocación orientalista: es una de las primeras mujeres budistas de Francia. 
En 1900 conoce en Túnez a Philippe Néel, distinguido y seductor ingeniero ferroviario con quien se casa a los 36 años. Pero Alexandra no soporta la atadura a pesar de sus viajes juntos por el norte de África y el desierto. En 1911 rompe las cadenas y se marcha a la India, país que había conocido en dos ocasiones veinte años antes, con una subvención ministerial para estudios en Asia por 18 meses. Su marido volvería a verla otra vez 14 años más tarde.
En 1912 se marcha a Nepal. El marajá nepalí pone a su disposición una caravana de elefantes, una silla porteadora y a un monje de 14 años que será, tiempo después, su hijo adoptivo. Durante dos años, ejerce en la frontera del Tíbet la práctica de los yoguis en una cueva suspendida a 4.000 m. de altura. Alexandra es expulsada de Sikkim en 1916 por traspasar la frontera del Tíbet en dos ocasiones sin autorización. Se refugia en Japón bajo el amparo de un monje que le devuelve la esperanza de regresar al Tíbet ya que él consiguió sobrevivir 18 meses en Lhasa disfrazado de monje chino. 
Alexandra se hace amiga de Yongden que la acompaña en su viaje de retorno a China. Una vez allí, pasa unos meses en algunos templos lamas. Alexandra habla ya su mismo idioma. Pero su esencial desapego, la impulsa a cruzar con Yongden, de este a oeste, una China devastada por las guerras civiles y la peste. Cruzan el Gobi, Mongolia, y se detienen en un monasterio al noreste del Tíbet. 
En 1921, Alexandra decide reiniciar su viaje, fielmente acompañada por Yongden, hasta Lhasa, el territorio de las divinidades. Disfrazada de mendiga, emprende la ruta. Camina miles de kilómetros durante meses de peregrinación, nevada y fría. En 1924, extenuada por la descomunal aventura, consigue entrar en Lhasa a la edad de 56 años. Su proeza es destacada en varios periódicos europeos. En 1928, adquiere Samten Dzong, una propiedad en Digne-les Bains (Francia) adonde retorna con Yongden, su hijo elegido. Su modesta fortaleza, Samten Dzong, se agranda y enriquece con todos los vestigios de su odisea y con los más de 500 manuscritos tibetanos a los que va a dedicar su tiempo a partir de entonces en los Himalayas liliputienses de la Provenza francesa. Pero no aguanta ni una década. 
En 1937, a los 69 años, retorna a China con su hijo elegido. Durante su estancia, le sorprende la guerra con Japón, la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial. Sobrevive bloqueada en la frontera del Tíbet donde persevera, bajo los bombardeos, en el estudio de la cultura tibetana y en la escritura de parte de su obra.

En 1941 le llega la noticia de la muerte de Philippe Néel con quien nunca dejó de corresponderse. En 1946, el fin de las hostilidades le permite regresar a Europa. 
Unos años más tarde, la muerte inesperada y brutal de Yongden desmorona la existencia de Alexandra que huye en una zozobra de hotel en hotel durante 4 años.

Madeleine Peyronet recala en su vida entonces, en una visita de cortesía que iba a durar un par de horas y que se prolonga a diez años de convivencia. Alexandra fallece en los brazos de Madeleine en septiembre de 1993. Ella esparció las cenizas de Yongden y de Alexandra David -Néel sobre el Ganges, en la ciudad de Benarés.


Las suelas de sus zapatos eran de viento.
Apenas pisaron la tierra.
Detonó para quedarse en la suspensión del aire como una levitación.
Por un azar o por arte de magia,
reaparece como un suspiro en mi respiración.
¡Gotcha!
Con todo mi reconocimiento.





15/5/13

· Nasta versus Charlie: fin del cuento ·


Son muchos los que se quedan cercados por las alambradas del barrio. Las cercan otros. Los de aquí tienen ojos para verlas y despreciarlas tanto que han decidido no traspasarlas. Son tan grandes sus ojos y su mirada es de tanto alcance que han sabido transformar este aislamiento en un encierro a presión sellado al vacío con riesgo de retumbar.
La voz de Nasta marca la baraja. Aunque en mi devocionario, la esquina doblada en marca de triángulo  sea la página de Charlie.

Ellos incorporan a los que siguen, los siguientes, los pirris. Los sucesivos son el bro de Nasta [Dani] mis hijos [Raf y Alita] y otros autores que rapean en el garaje de mi casa. Los sigo y son grandes denunciadores. Siempre atenta. Ellos también advierten mi desvelo.





13/5/13

· SOL 13.5.13 ·





13.513

Hablo de personas, de lugares de recuerdos.
de esos tengo más de 1.000.

Sol, trecemilquinientostrece.




7/5/13

· A holy law ·




Todo lo que no eras tú era un ángulo muerto.




26/4/13

· Nick of Time ·




Abril es granada, un gesto:

Apartar un mechón resbalando sobre mi frente.






23/4/13

Evasión.


No es la canción de eva ni el canto de la sirena.
Es la huida, la gran evasión.
Es un juego de escape
a vida o muerte.
No me importa jugarme la vida.
Son ganas de estrellarme en la alambrada
y precipitarme por la brecha. 
Deslizarme. 
Galopar.
Evadirme libre en un trayecto de corto recorrido 
con la certera intuición 
de un disparo por la espalda 
desde la mirilla de la torre de control.

Evasión o victoria.
Evasión y derrota, sí. 

Breve y tentadora la escapada.

Ejecutada.







7/4/13

¡ Alto !


Sonoro es el ritmo de los altavoces.
Brillante el tictac intermitente en el cuadro de luces.
Vibrantes las voces en el bum, bum, de mi corazón.
Blancas y discontinuas las lineas en el asfalto.

¡Pare! ¡Sople! ¡Deténgase!
Está detenida.

Reverberan las luces amarillas y azules de las armas
en el asalto de la guardia civil. 
Cinco horas tirada en la cuneta de una vía de servicio
con más vicio que ser.
***
Son las seis de la mañana.
Sigo detenida por la guardia civil
en un arcén silencioso, oscuro,
solitario y privado
de luces brillantes, voces vibrantes y ritmos sonoros.
Aún así, acojonada y detenida,
ha merecido la pena
sin que la pena sea merecida.


5/4/13

el pez



El pez que se sale del estanque profundo, 

no debe mostrarse a los hombres.



31/3/13

· La mantis . José Watanabe ·



Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de mis ojos.

...

el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado, acaso demasiado presta y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo.

Y mientras le hace gozo, la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula a la muerte.
Y ya viéndolo cáscara, 
ella vuela, 
su lengua otra vez lengüita.
Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho.




26/3/13

Mecánica de escupir




Las cobras escupidoras tienen unos colmillos dotados de un conducto en su parte delantera inferior que les permite, cuando se sienten irritadas o amenazadas, expulsar veneno a una distancia de entre 1,2m. a 2,5 m. Tras escupir varias veces, si estas serpientes aún se sienten enojadas, pueden llegar a propinar una mordedura fatal. Escupir es una reacción defensiva. En su ataque apuntan a los ojos de la víctima. Si el veneno se limpia inmediatamente de los ojos el mal es temporal. Pero si no se elimina la ceguera es permanente.




8/3/13

· Encargo Ezra Pound ·


Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.

Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.

Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.

Salid y desafiad la opinión,
Id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.


Versión de Javier Calvo - Ilustración de P. KuczYnsKiego



17/2/13

¿Meteorito o asteroide?



Aún no se sabe si fue un meteorito muy grande o un asteroide muy pequeño pero lo que sí se sabe es que la roca que explotó el viernes sobre el cielo de Rusia tenía una masa aproximada de 10.000 toneladas y un diámetro de 17m.  Entró en la atmósfera a 18 km/s  y se desintegró en 32 segundos. 
Cerca de 900 habitantes de la región de Cheliábinsk sufrieron cortes sobre su cuerpo producidos por los cristales rotos de sus ventanas  y despedidos por la deflagración. 
El trozo más grande del meteorito que impactó en la tierra de los Urales, se hundió en el lago de Chebarkul. Los restos de la roca aún no han sido encontrados. 
He visto mágenes y vídeos del impacto en el lago y muchos son ficticios y suplantados por otros sucesos. Los acontecimientos naturales que no controlamos es lo que tienen: producen estupor y desconfianza aunque también el sarcasmo de algunos engendra este tipo de supercherías: pozo de gas en Uzbekistan que lleva ardiendo treinta años, transferido al lago de Chebarkul.


23/1/13

· 36 años de Atocha ·




En la noche del 24 de enero de 1977 un comando ultraderechista entró en un despacho de abogados de Comisiones Obreras y militantes del PCE situado en el número 55 de la calle Atocha de Madrid. Los terroristas buscaban a Joaquín Navarro, dirigente del Sindicato de Transportes de CC OO, síndicato que convocó varias huelgas muy conflictivas en el sector pero que consiguieron desarticular la mafia franquista del transporte. A las 22.40h. llamaron al timbre del despacho. Buscaban a Navarro que se había marchado unos minutos antes. Así que decidieron perpetrar su crimen  con los abogados que sí estaban: los abogados laboralistas Enrique Valdevira, Javier Benavides, Fco. Javier Sauquillo, el estudiante de derecho Serafín Holgado de Antonio y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos tres abogados más y la esposa de Sauquillo que perdió el bebé que esperaba. 
El día después del atentado, se produjo el primer día de paro nacional de la reciente historia. A los dos días, asistieron al entierro más de ciento cincuenta mil personas. Fue la primera y multitudinaria manifestación después de la muerte del gran dictador.


Si el eco de su voz se debilita, pereceremos.

Paul Éluard



9/1/13

Presos españoles en Marruecos.



Muchos presos españoles en Marruecos (unos 150 aproximadamente) han sumado sus voces para denunciar las infrahumanas condiciones de vida, la vulneración de sus derechos y libertades fundamentales, la violación de la presunción de inocencia y el abuso de la prisión preventiva en las cárceles marroquíes. Denuncian también el abandono que sufren por parte de las instituciones españolas. (Hace años, todos estos hechos se denunciaron en un programa semanal de RNE conducido por Roberto Loya que puso el micrófono  para dar voz a los presos españoles en Marruecos: Libertad bajo palabra).

Muchos de sus delitos son de narcotráfico y tráfico de personas. Pero la mayoría cumple condena por pesca ilegal en aguas marroquíes. Es espeluznante una última llamada de socorro de un preso español:

“Aquí nos tienen como a los perros, dormimos en un cuarto 20 o 25 personas, nos lavamos con cubos de agua en un grifo, dormimos con mantas en el suelo, sin ventanas, esto..., los guardias nos pegan, quieren dinero..., esto es una locura ¡Dios mío! Y bueno, estamos aquí, mucha gente estamos por la cara, por estar pescando en aguas y escacharrarse un motor te meten en la cárcel. He visto chavales aquí tío..., que esto no. Tenéis que ayudarnos, que hacer algo”. 

Conviene denunciar el trato degradante, la indefensión y la inseguridad física y jurídica que sufren los presos.