3/7/13

· Mudanza ·


Desde que te claudiqué en Lisboa 
he merodeado por los adoquines tristes y soleados denfrente. 
Tu casa estaba siempre abierta con la cancela de la seguridad. 

En los últimos días  las ventanas de tu casa 
oscuras por el papel que las cancela, me turban.
Te veo mudar libros desde la otracera
la de la sombra, la tuya.
Me asombra.
Me afecta tu mudanza y que tu escaparate se escape de la perpetuidad.
Sigues mis pasos en los retrovisores oscuros de tus gafas
jugamos una partida de cruces y diagonales sin encontrarnos.

Hasta la vista no.
Hasta siempre.
No quisiera perderte de vista.



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