5/12/11

¿Última y primera patada a Sol ?


Para algunas personas, ocupar un edificio es grave; tan grave incluso que hay quien ha retirado el apoyo al 15M. Ha provocado rechazo porque se ha difundido la idea que ocupar una propiedad privada era un delito. Desconozco la ley, no soy jurista pero tengo un sentido cívico, social y solidario de la justicia. No es de justicia que los bancos causantes de centenares de desahucios diarios, desalojen a familias enteras, con hijos menores, ancianos, dependientes. Esos cientos de desalojos no son ilegales, no son noticia. Pero son cientos diarios.
Sí es noticia un solo desalojo hoy: el del hotel Madrid en Madrid. Fue okupado porque estaba abandonado. Y fue acomodado por gente solidaria, para que estuviera habitable para todos los desheredados de la sociedad. Los que son echados a patadas de sus casas, con patadas en la puerta. Cientos diarios, no son noticia de un día. Un desahucio de un día, sí es noticia. Ahora sí interesa este desahucio porque está trufado de anécdotas morbosas que los diarios utilizan como cebos para aumentar el número de lectores o más bien para hacer señales de permisibilidad a los que vienen. Es carne de cañón para el escarnio de los lectores. En el diario Público, autoetiquetado de izquierdas, se comentaba esta noticia con unas claves fascistas como no había leído hace años. Y Público no censura, permite, porque hace escarnio y señales a los que acaban de sentarse en la mesa.
No soy jurista pero tengo sentido cívico de la justicia. En otros países de Europa se puede okupar un edificio. Para usufructo de una familia, una pareja o un colectivo. Y pasado un tiempo habitado (no soy jurista) el usufructo pasa a ser un derecho. Mi sentido de la justicia me dice que no hay nada ilegal en ello. Sólo justicia. Desahuciar dos veces a las mismas personas no es de justicia. Desahuciados dos veces por dos de los acuciantes depredadores que sobrevuelan nuestra sociedad: el banco, primero, la administración política y fascista, después.
Primera y segunda represión. Última patada de los que se van y primera patada de los que entran derribando la puerta.

Mis obligaciones laborales no me han permitido asistir a esta protesta, pero lo hago ahora desde este mini-megáfono.


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