5/9/12

· Tristán e Isolda ·


La gesta de Tristán e Isolda procede de la narración oral y franquea la barrera del papel en el siglo XII. Fueron muchas sus versiones escritas pero las más sonoras fueron las de Béroul y Tomás de Inglaterra.  En torno a 1905 J. Bédier sincronizó una versión completa de la leyenda a partir de las dos composiciones anteriores además de los escritos de Eilhart von Oberge y de fragmentos anónimos.  Desde entonces esta interpretación ha sido la obra de referencia para el conocimiento de la hazaña amorosa entre Tristán e Isolda.
Es posible que el origen de este vínculo irresistible no se escribiera en una sola vez sino que se fue fraguando progresivamente en la transmisión oral al hilo de las reinterpretaciones y reescrituras enriqueciéndolo con sus alteraciones geográficas y culturales. 
La diferencia esencial de esta fábula pasional con respecto a otras de misma naturaleza, reside en la incapacidad de los amantes de amaestrar su deseo. En la tradición cortesana el deseo es fecundo porque nunca es perpetrado pero es el aliciente para que el poeta inicie su canto. Sin embargo, en el caso de Tristán es el filtro amoroso que bebe el que incita el deseo irremediablemente, transformándose en una germinación de angustia más que en un motivo de exaltación.  Al culto del deseo de la tradición cortesana le ofrece resistencia el arrebato destructor de Tristán. Pasión funesta de la que hay que evadirse.

Encuntre tuiz engins d´amur!  

Así bebió de este filtro Wagner [ Tristan und Isolde, 1865]




No hay comentarios:

Publicar un comentario