22/9/12

¿Solidaridad de la buena?


A veces los cambios sociales acontecen por un imprevisto, pero la mayoría de las veces resultan de una acumulación de acontecimientos que hacen insostenible la injusticia social.  Hoy las injusticias sociales corren como la pólvora en las redes sociales y se comparten, se retuitean, se difunden y delimitan un perfil de creencias que a su vez delimita un perfil de "ser social"  aplaudido por sus afines. Es positivo. Nunca la sociedad ha tenido un acceso tan directo e inmediato al atisbo de verdad.  Esta contienda es imprescindible para difundir la inmoralidad operante. Participo de ella.  

Pero 

¿Mientras tanto? ¿Qué hay de los verdaderos desfavorecidos? ¿Quién actúa con ellos hasta que los privilegiados intelectuales  consigan un cambio? ¿Cuántos intelectuales de blablabla comparten algo de su vida mientras vociferan desde su poltrona de puesto y sueldo su solidaridad de blablabla?

¡ Qué fácil ! ¿Cuántos actúan en fraternidad? ¿Cuántos dedican un pequeño porcentaje de su tiempo a un desfavorecido? ¿Cuántos un pequeño porcentaje de su pasta acomodaticia y gansa en cubrir la alimentación de uno solo, tan solo uno, de los miles que tienen en la alacena un paquete de arroz y otro de lentejas para compartir entre cuatro hasta llegar a fin de mes? ¡ Qué fácil es ser solidario con blablabla!

¿Cuántos en silencio y sin aspavientos son los verdaderos solidarios ofreciendo unas horas de su tiempo y unos euros de su bienestar? 

Mientras los revolucionarios de sillón proclaman solidaridad sin hacer un gesto, muchos miles actúan en silencio aliviando el dolor de los oprimidos sin proclamarlo a la comunidad,  sin tuitearlo, sin compartirlo, con la difuminada esperanza de que sus intelectuales harán la revolución.





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