11/10/12

El niño Juan.


Bajo los párpados del niño Juan 
aletean las mariposas negras del vendedor de sandías.

J.C. Mestre

El niño Juan viene de un mundo silencioso. 
Dice más con el gesto que con la palabra. 
Su presencia camina sigilosa por mi territorio. Está. 
Lo percibo por sus pasos de sioux. Su presencia tiene compostura. 
El niño Juan riega mis plantas con el móvil en el bolsillo. 
Su bolsillo rapea el himno de Barajas.
El niño Juan es comedido con la comida. 
Sabe terminar los platos hasta dejarlos sin resto.
Valora un plato de comida. 
El niño Juan sabe escamotear lo necesario. 
Su herramienta recién afanada
arma en segundos cualquier artilugio. 
Tiene maña.
El niño Juan sale a recibirme con una sonrisa.
Resplandece en la oscuridad. 
Me muestra la aplicación del piano clásico que se ha descargado gratis of course.
La sonrisa del niño Juan enciende la luz de mi casa cuando llego. 
Me sigue en twitter y me extiende 
la mano con un sílex. 
Su modo de empleo disimula su gesto amoroso. 

El niño Juan ilumina mi estancia.




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