Bajo los párpados del niño Juan
aletean las mariposas
negras del vendedor de sandías.
J.C. Mestre
El niño
Juan viene de un mundo silencioso.
Dice más
con el gesto que con la palabra.
Su
presencia camina sigilosa por mi territorio. Está.
Lo percibo
por sus pasos de sioux. Su presencia tiene compostura.
El niño
Juan riega mis plantas con el móvil en el bolsillo.
Su
bolsillo rapea el himno de Barajas.
El niño
Juan es comedido con la comida.
Sabe
terminar los platos hasta dejarlos sin resto.
Valora un
plato de comida.
El niño
Juan sabe escamotear lo necesario.
Su
herramienta recién afanada
arma en
segundos cualquier artilugio.
Tiene
maña.
El niño
Juan sale a recibirme con una sonrisa.
Resplandece
en la oscuridad.
Me muestra
la aplicación del piano clásico que se ha descargado gratis of course.
La sonrisa
del niño Juan enciende la luz de mi casa cuando llego.
Me sigue
en twitter y me extiende
la mano
con un sílex.
Su modo de empleo disimula
su gesto amoroso.
El niño
Juan ilumina mi estancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario