Muchos viajeros ilustres visitaron
el templo del fenicio Melkart, posteriormente transfigurado en Hércules. Muchos
escritores clásicos narraron la conmoción que sacudió a Julio Cesar en el templo ante la
magnitud de la estatua erigida en homenaje a Alejandro Magno. Sus lágrimas
pudieron ser de emoción sentida ante semejante distinción, aunque también ante
semejante rivalidad.
El templo estaba emplazado en la
isla de Sancti Petri unida, antiguamente, con la isla de Cádiz. Parece ser que
en el templo de Melkart fue enterrado Hércules, fundador de Cádiz, adonde llegó
para realizar uno de sus doce trabajos: el robo de los toros rojos del gigante
Gerión a quién mató en la hazaña.
Del templo de Hércules ya no queda
nada pero las mareas han ido sedimentando sobre la arena vestigios de su gesta.
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