Para J. A. R.
Tengo un corazón grande y en el que sólo germinan grandezas: inmensos odios, amores y dolores. Son bestiales los primeros. Divinos los segundos. Sublimes los últimos. Hay una firmeza asombrosa bajo mi debilidad de mujer. Como el cristal de roca es fuerte, a pesar de ser cristal; yo lo soy a pesar de ser mujer.
He tenido sentimientos tan gráciles que se han tronchado a un leve soplo de desencanto y sentimientos tan potentes que persisten hostilizados por las rudezas de la suerte, las tosquedades del infortunio y el poder del tiempo.
Soy paloma y soy fiera.
Sé arrullar y rugir.
Gabriela Mistral
Tú eres una de ellas, querida Isabel.
ResponderEliminarAbrazos, L.
Tú también, querida.
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