No es la canción de eva ni el canto de la sirena.
Es la huida, la gran evasión.
Es un juego de escape
a vida o muerte.
No me importa jugarme la vida.
Son ganas de estrellarme en la alambrada
y precipitarme por la brecha.
Deslizarme.
Galopar.
Evadirme libre en un trayecto de corto recorrido
con la certera intuición
de un disparo por la espalda
desde la mirilla de la torre de control.
Evasión o victoria.
Evasión y derrota, sí.
Breve y tentadora la escapada.
Ejecutada.
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