El mundo moderno es una gran cloaca:
Los restoranes de lujo están atestados de cadáveres digestivos
y de pájaros que vuelan peligrosamente a escasa altura.
Esto no es todo: los hospitales están llenos de impostores,
sin mencionar a los herederos del espíritu. [...]
Los industriales modernos sufren a veces el efecto de la atmósfera envenenada,
junto a las máquinas de coser suelen caer enfermos del espantoso mal del sueño
que los transforma a la larga en unas especies de ángeles.
Niegan la existencia del mundo físico
y se vanaglorian de ser unos pobres hijos del sepulcro.
Sin embargo, el mundo siempre ha sido así.
La verdad como belleza, no se crea ni se pierde
y la poesía reside en las cosas o es simplemente un espejismo del espíritu.
De: Poemas y antipoemas, 1954.
No hay comentarios:
Publicar un comentario