5 .
... bajo el hielo que se derrite. Misil de angustia en el
que ahogarse tras ventanas que no cesan de adjetivar.
Hoy estás herida, ayer rutilante, y mañana, quién sabe
si mañana vendré con pájaros moribundos. Siembra
silencios y recogerás soledades, dice el humorista. Habré
de callarme para recomenzar, frotarme las manos para
que desaparezcan las huellas dactilares y, en la explanada
abierta de la palma, poder sembrar las vocales de un
lenguaje propio.
6.
A de estructura, i de orgullo, e de inicio, la célebre u
de las madres extenuadas y una o que no alcanza a despedirse.
Por eso en todo lo que rechazo palpita mi postura; y entre lo que
fui y no fui, mis frustraciones; y entre lo que soy y seré,
una bandada de verbos.
Deletreo a fin de recomenzarme:
eme, a, erre, te, a;
y todo sigue igual: obediente, naufragando...
Imagen: Alberto Molina.
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